Objetivo

El objetivo de este blog es compartir textos que puedan ser útiles en todas las ramas del conocimiento cristiano, sobre todo, aquellos que conciernen a nuestros tiempos y crear en la iglesia de Jesucristo, una educación acorde con el propósito de las Escrituras. Como creyentes, hemos sido llamados para dar razón de nuestra fe hacia quienes no conocen de Jesús y más que todo, quienes contienden contra ella. Por supuesto, la intención es prepararnos en el conocimiento de la Biblia para brindar respuestas concretas a los asuntos del siglo XXI, mediante artículos de interés con estilo académico que sean de edificación para sus vidas.

miércoles, 14 de julio de 2010

Biblia y realidad social (IV)

Un artículo de Samuel Escobar, misionólogo peruano y ex-presidente de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos, en respuesta al Movimiento Lausana que se llevará a cabo en Cape Town, Sudáfrica en octubre del 2010.*

Migración y conflictos étnicos

En 50 años como misioneros, mi esposa y yo nos hemos familiarizado con las leyes y las oficinas de inmigración de los países donde hemos servido: Argentina, Brasil, Canadá, los Estados Unidos y, ahora, España. Aun recientemente, en 2007, en Valencia, estuvimos hacienda fila durante horas, completando formularios y pidiéndole a Dios paciencia para soportar la lentitud de la burocracia. En estas filas, se pueden escuchar maravillosas historias de gozos, tragedias, expectativas y decepciones dramáticas de los migrantes.

Las iglesias de España, por ejemplo, han tenido que enfrentar el desafío de una ola de migrantes de América Latina, África y Europa Oriental. Es un desafío que obliga a las iglesias a volver a las raíces de su fe.

En 2002, en un pueblo a las afueras de Madrid, un grupo de skin heads (cabezas rapadas) incendió una iglesia evangélica rumana y pintó esvásticas y frases racistas en sus paredes. No tomamos a la ligera esos desafíos. Dos veces por semana, la iglesia bautista de Vallecas, en Madrid, brinda alimentos y medicinas a 600 pobres, principalmente inmigrantes de Marruecos y América Latina. La mayoría de los vecinos de esa localidad son comprensivos y compasivos, pero algunos han protestado por las largas filas que se forman durante tres horas. Además, grupos de pandilleros ebrios han interrumpido cultos en las iglesias. Todas las oportunidades de ministerio urbano tienen su costo.

Para el foro 2004 para la Evangelización del Mundo, auspiciado por el comité de Lausana, en Pattaya, Tailandia, el grupo que trabajó sobre "La globalización y el evangelio" se enteró como las iglesias de Canadá y Japón se transformaban a medida que respondían al desafío misionero que presenta la inmigración. "No podemos subestimar el enorme poder que la migración global tiene sobre la interdependencia de nuestras vidas diarias y destinos colectivos, que crea un mayor horizonte común de experiencia para nosotros", decía el informe.

Pero el desafío y la oportunidad no son nada nuevos. La migración fue un factor importante en el desarrollo de la Reforma en el siglo XVI. Juan Calvino fue un migrante que debió huir de su natal Francia para refugiarse en Ginebra, cuyos inmigrantes aumentaron la población en un 50% en esas décadas. El historiador Fed Brown habla de "la tremenda tarea que enfrentaron la iglesia y el estado, de atender a la oleada de personas que llegaban a la ciudad". Calvino lanzó iniciativas para la capacitación profesional de los jóvenes y la readaptación de los adultos a nuevos empleos, y predicó contra aquellos que deseaban beneficiarse con la mano de obra barata.

Migración y plantación de iglesias

En el Nuevo Testamento, la migración fue un factor importante para el avance de la iglesia. Pablo termina su epístola a los Romanos con saludos a una larga lista de personas que había conocido a lo largo del Imperio Romano y habían terminado en Roma. En el Imperio Romano, la migración era constante, algo similar a nuesta experiencia del siglo XXI. Roma, centro cultural, político y económico, atría a los migrantes de la misma manera que los países ricos atraen hoy a personas de países en vía de desarrollo que buscan trabajo, seguridad y un futuro.

En el Nuevo Testamento, vemos la tarea misionera en el contexto de personas en movimiento. Los fundadores de la iglesia de Antioquía (Hechos 11: 19) eran personas dispersadas por la persecución religiosa. En otros casos, las personas migraban voluntariamente con un fin misionero, como Pablo mismo, que deseaba pasar de la región oriental del Imperio a la occidental (Romanos 15: 19, 23-24).

Priscila y Aquila (Romanos 16: 3) son clave para comprender un patrón temprano de formación de iglesias. El libro de Hechos describe a Aquila como un judío de la región de Ponto que debió salir de Roma, debido a la persecución contra los judíos (Hechos 18: 1-4). Priscila y Aquila se sostenían realizando un trabajo especializado en cuero, para el cual necesitaban pocas herramientas; una ocupación ideal para un viajero como Pablo. Él "se quedó solo con ellos, y trabajaban juntos" (Hechos 18: 3), y después de "muchos días allí" (v. 18) los tres se mudaron a Éfeso. Para cuando se escribió Romanos, este fiel matrimonio había regresado a Roma, donde el apóstol los elogia como personas por quienes él y "todas las iglesias de los gentiles" están agradecidos (Romanos 16: 3).

A lo largo de su trayecto, voluntaria o involuntariamente, Priscila y Aquila plantaron iglesias en, al menos, tres ciudades del imperio. Este patrón continúa en nuestro tiempo. Los empleados británicos de una compañía ferroviaria plantaron muchas iglesias evangélicas en Argentina a lo largo del siglo XX. Yo he participado en los cultos de iglesias plantadas por empresarios coreanos en Brasil, Perú y España. Migrantes españoles plantaron iglesias de habla española en Alemania en la década del sesenta, a las cuales, hoy, asisten migrantes latinoamericanos. Más recientemente, jóvenes filipinos han plantado iglesias en los Estados Unidos, y migrantes de Ghana han hecho lo mismo en los Países Bajos.


Migración y recepción

La lista de saludos de Pablo (Romanos 16) nos permite imaginar, al menos, cinco iglesias hogareñas en Roma, relacionadas con los nombres judíos y gentiles. Las grandes ciudades son crisoles donde se encuentran diferentes razas y diferentes culturas. Algunas veces, el encuentro es traumático. Todos somos etnocéntricos, y aceptar al "otro", al que es diferente a nosotros, puede no ser fácil. Los tiempos de crisis económica y social ponen de relieve el desagradable fantasma del racismo. Esto también ha afectado a los cristianos durante toda la historia de la iglesia. En el Nuevo Testamento, vemos que el encuentro de culturas y razás causó muchos problemas en la iglesia primitiva.

Algunas iglesias hogareñas de Roma estaban compuestas por creyentes judíos, y otras, por creyentes gentiles, mientras que algunas quizás hayan sido comunidades mixtas. Pablo anima a estos diferentes cristianos a recibirse unos a otros como hermanos en Cristo. Su exhortación tiene una connotación teológica definida y una intención pastoral: "Por tanto, recíbanse unos a otros, como Cristo nos recibió, para gloria de Dios" (Romanos 15: 7).

Al señalar cómo Cristo recibe a todos los que acuden a Él, está exhortación va directamente al corazón del evangelio expuesto en la primera parte de la epístola. Tal aceptación mutua incluía la disposición para aceptar las diferencias culturales, como diferentes hábitos y prohibiciones en cuanto a las comidas (Romanos 14: 1-6). Fomentar esta aceptación era de la estrategia misionera de Pablo: por ejemplo, en la colecta que las iglesias gentiles recogieron por iniciativa de Pablo para ayudar a los empobrecidos creyentes judíos de Judea (Romanos 15: 25-29).

Esta bienvenida también debe reflejarse en la hospitalidad, que se convirtió en una marca distintiva de las iglesias cristianas en el primer siglo. Las elogiosas palabras de Pablo para Febe ilustran este hecho (Romanos 16: 1-2).

Hoy, las iglesias de las grandes ciudades, desbordadas de inmigrantes, necesitan especialmente esta actitud de bienvenida. El increíble crecimiento de las iglesias populares en América Latina puede explicarse, en parte, por la cálida recepción que brindan a las personas de las áreas rurales. En muchos casos, la bienvenida que recibe el migrante en la iglesia se convierte en un símbolo y preludio de la experiencia de ser recibido por Jesucristo y hallar salvación en Él.

Un triple desafío

La migración presenta un triple desafío para los cristianos de corazón misionero. El primero es el de compasión y sensibilidad cristianas. Las iglesias tienen el reto de responder con fondos y voluntarios a un enorme flujo de personas hambrientas, sin hogar, marginadas. También está el desafío de cooperar con las ONG seculares que siguen el modelo cristiano de participación voluntaria, pero sospechan de la motivación de las iglesias cristianas.

El segundo desafío es la necesidad de que las iglesias adopten una postura profética frente al tratamiento injusto de los inmigrantes por parte de la sociedad. Algunas veces, el mayor desafío para las iglesias es convertirse en voceras de los pobres y los oprimidos. Esto no es demasiado popular en una sociedad alarmada ante las oleadas de los extranjeros. La iglesia debe volver a los orígenes de su propia fe y al legado de la compasión, algon un tanto olvidado en Occidente.

El tercer desafío es ver la migración como una vía para el evangelismo. Los migrantes son personas en transición, que experimentan la pérdida de raíces y puedan estar abiertas a nuevos compromisos. Históricamente, el cristianismo misionero ha florecido en el contexto de la migración, precisamente, debido a la doble naturaleza de la experiencia. Está el aspecto doloroso, de la pérdida del hogar y las raíces, pero también hay una nueva libertad. La presencia de nuevos creyentes como resultado de tal evangelismo, a su vez, presenta desafíos pastorales, ya que las comunidades ya establecidas en la iglesia se ven obligadas a ver al "otro" en medio de ellas.

Frente a la migración masiva, la enseñanza de Romanos es extremadamente pertinente. Si las iglesias de Europa reflejan el abrazo de Cristo en lugar de la exclusión de una sociedad atemorizada, pueden convertirse en mejores bases para una nueva evangelización de Europa. Las iglesias de Norteamérica pueden convertirse en la clase de comunidad profética que saque a la iglesia de una forma barata de religión amable. Si las nuevas iglesias de migrantes en estas partes del mundo escuchan a Pablo en Romanos, hallarán formas de conectarse con las iglesias establecidas hace largo tiempo que necesitan un nuevo espíritu misionero.

Mientras tanto, en América Latina, África y ciertas partes de Asia, donde la iglesia está creciendo y llena de vitalidad, el entusiasmo debe ir acompañado por una búsqueda de madurez que permita dar un fiel testimonio en todas las áreas de la vida. Como en el primer siglo, será una vía y un desafío que Dios use para cumplir la misión cristiana.

*Escobar, Samuel. " Migración y conflictos técnicos" en "Muy personal, en respuesta al Movimiento de Lausana, mayo 2010".

Biblia y realidad social (III)


Jesús y la pobreza: dimensión integral del evangelio


Como mencioné anteriormente, el evangelio que nos presenta el Nuevo Testamento también hace énfasis en la manera cómo los cristianos debemos impartir el ministerio del servicio en conjunto con el de la palabra, tal como lo efectuaron los apóstoles en la iglesia del siglo I . De lo contrario, el cristianismo que conocemos no brillaría con todo el esplendor de su integridad, mucho menos acorde con el mensaje de Jesucristo para la humanidad.

En efecto, la evangelización tiene varios componentes que permiten inmiscuirnos dentro de esa visión integral: compartir la Palabra, el pan y la vida. No es solamente decirle a los necesitados y los oprimidos que tienen una esperanza en Cristo Jesús, más allá de eso es imprencidible que,a través de él, puedan hallar la plenitud de su libertad y encontrar las riquezas que el Padre tiene preparado para sus hijos. El evangelio no puede ser presentado a medias como un suceso a futuro, sino como una convicción que promueve el cambio del ser humano en todas sus facetas, empezando desde el arrepentimiento hasta la perfección en la segunda venida de Cristo.

Quien más como el Maestro para enseñarnos los valores del Reino de los cielos y esa dimensión integral del evangelio. Desde su nacimiento siempre se mostró con los pobres: no fue recibido con bombos y trompetas como los reyes, no nació en una cuna de oro ni en un palacio con todos sus lujos; su lugar de nacimiento fue la pequeña y olvidada Belén de Efratá, en un pesebre que sería el epicentro para que el Mesías hiciera su aparición en el mundo.

Desde su infancia vivió en la pobreza como un ciudadano más de la insignificante Nazaret, en Judea. No se puede entonces decir que Jesús era un sujeto opulento que, con todo su ímpetu y privilegios del Hijo de Dios, desentendía del sufrimiento humano. Al contrario, se mostró como el sirviente de todos y compasivo con aquellos que no tenían esperanza alguna. Se puso en las sandalias de los otros, tomando la forma de siervo y dar a los demás, incluso si no tenía.

Por si fuera poco, al comienzo de su ministerio hizo público su compromiso de anunciar el evangelio ¿a quiénes? los pobres, los oprimidos, los quebrantados de espíritu. La esencia de su mensaje no era un reduccionismo hacia la palabra, sino hacia la praxis que cambia vidas enteras y en aras de dignificar al ser humano a través de él. Es más, afirmó que se hizo pobre para que nosotros fuesemos ricos y que nuestra alma fuera prosperada en todo.

Dicha consigna refleja que su preocupación por los pobres es un aspecto esencial de su mensaje, que no debía ser pasado por alto y que con su ejemplo estaba la llave para abrir las riquezas de su gloria. Jesús siempre estuvo en contra de todos aquellos que oprimían a los demás, que amontonaban riquezas para sí, que ponían como su dios al dinero sin importar la cantidad de personas que morían en la pobreza y teniendo a la avaricia como la religión de sus vidas.

Él mismo se dio cuenta que la pobreza existía porque este mundo injusto estaba llena de ladrones y opresores, cuyas acciones son una lacra para la dignidad de los seres humanos y el despilfarro de los recursos. La génesis de la pobreza y la desigualdad en la humanidad viene desde el corazón, poniendo como piedra angular a esa ambición y apatía que producen dureza con el prójimo, sin importar cual sea el medio para satisfacer sus deseos.

Y esta noción de un mundo injusto con ladrones y opresores se ilustra con la parábola del buen samaritano. Por un lado, tenemos a una religión apática que pasa de largo cuando alguien está tirado en su desgracia y otros que se hacen el de la vista gorda con el sufrimiento de los demás. Jesús también denuncia la hipocresía de aquellos que dicen ser sus discípulos cuando millones de personas en este mundo se hunden en la miseria, que no son capaces de ser una voz de denuncia contra las atrocidades que se cometen en nombre del progreso y el desarrollo.

No se equivoca el Maestro al decir que la riqueza que pocos acumulan en sus arcas va en detrimento del bienestar que muchos pobres (más de media humanidad) no pueden gozar; en pocas palabras, hay pobres porque en el mundo hay ladrones. Pero lo que más exacerba a Jesús es el descaro que quienes camuflan un supuesto espíritu de compasión con sus ansias de riquezas, tal como le pasó a Judas Iscariote con el perfume de alabastro, fino y costoso en esa época.

Judas Iscariote, dijo -supuestamente- que era mejor vender ese perfume a los pobres; a lo que Jesús le responde "a los pobres, siempre los tendrán con ustedes". Ahora ¿no estaría Jesús contradiciéndose cuando alega tal cosa? La respuesta se divide en dos frentes: uno, lo dice en el sentido donde él mismo denuncia la hipocresía y las mentiras de quienes disfrazan su ambición a través de la falsa compasión.

Y dos que se constituya como un descanso para la conciencia de aquellos, que díscolamente, buscan seguir robándole a los pobres. De hecho, Judas Iscariote era quien manejaba la bolsa de las monedas y no desaprovechaba la oportunidad de robar a los pobres. Lo mismo pasa en nuestros días con personas, instituciones y gobiernos prometiendo erradicar la pobreza, mientras siguen hurtando de la bolsa y jugando con la vida de los demás.

Inclusive, la propuesta del Iscariote es una imprudencia y algunos se preguntarán que si hubiera sido loable vender el perfume para darle las monedas a los pobres. El problema es que lo importante aquí es la intención de los corazones, pues es una impertinencia entremezclar esa falsa compasión para robarnos la bolsa y seguir llenándola con dinero. Eso era lo que hacían los religiosos de aquella época, quienes Jesús llamó sepulcros blanqueados y ladrones.

Por esa misma razón, el evangelio debe ser las buenas noticias para los pobres y el oído de Dios que nos llama para ser la voz de denuncia contra las injusticias que hay en el mundo contemporáneo. No basta con elaborar programas para la erradicación de la pobreza y sólo darle lisonjas a los necesitados, como si más de media humanidad valiera tres tiras o fuera un estorbo para los ricos. Para Jesús, debe ser una actitud del corazón que se reproduzca en la genuina preocupación por los demás y verlos como a esos pequeñitos.

Y esos pequeñitos son aquellos que este sistema oprime y los margina de vivir en mejores condiciones de vida. Jesús decía "si se lo hacen a uno de estos pequeñitos, me lo han hecho a mí", no pudiendo ser más claro porque de ellos es el reino de los cielos. Él preguntará el día final que si le hemos dado de comer, beber, vestir o lo visitamos en la cárcel ¿por qué? Cristo se personifica en la vida de los necesitados y a través de ellos podemos ver su padecimiento cuando estuvo en medio de ellos. No hay que esperar una voz de trompeta o una luz que llene nuestra habitación, pues lo encontramos también en quienes sufren y carecen de esperanza.

El mensaje de Jesucristo es incluyente con todos: los pobres, los que no tienen voz, los que no tienen derechos, los que no tienen un techo digno, los hambrientos, los huérfanos, las víctimas de la guerra, los que no poseen tierras para cultivar... pero quienes son recibidos, sin ninguna acepción, en el banquete celestial y quienes como cristianos, estamos llamados a atender y llevarles las buenas nuevas en su dimensión integral. Con Jesús, ellos tienen una oportunidad para demostrarle que de lo vil y menospreciado, Dios los escoge para avergonzar a los sabios y amonestar los que buscan riquezas a toda costa.

Esa es la otra esencia del evangelio: un mensaje sencillo, pero que a la vez se compromete con todo su ahínco para darle esperanza a los pobres y necesitados de este mundo; vocera para arremeter contra este sistema injusto que está lleno de ladrones y los ricos de todos los siglos, quienes amontonan riquezas sin saber su destino eterno. Pero también con ese cristianismo tibio que está mudo ante las penurias de millones de personas que padecen un sinnúmero de problemas, inclusive que afecta a mucho de sus hermanos en la fe.

Es la hora de comprender el evangelio en su plenitud, no decirle más a los pobres y oprimidos que disfrutarán de las riquezas celestiales cuando partan a la vida eterna, mientras ellos se hunden más en la miseria y la desesperanza. Eso es tibieza espiritual y muy lejos del ejemplo de Jesús para nosotros como cristianos. La misión es dura y no pinta fácil, pero poco a poco podemos dar el impacto que estremezca a este mundo con el evangelio; que los valores del Reino sean aplicados a esos pequeñitos, recordando que se lo estamos haciendo a nuestro Señor Jesucristo.

La próxima entrega compartiré un artículo sobre la migración y la globalización, desde la perspectiva cristiana, eso sí Dios mediante.

jueves, 24 de junio de 2010

Biblia y realidad social (II)


Como mencionamos anteriormente, el ministerio social de la iglesia sigue siendo una cuestión de carácter secundario para la teología tradicional. No obstante, el Nuevo Testamento es claro cuando los apóstoles tienden hacia el equilibrio entre los dones que representan la palabra y los otros con el servicio, donde el ejemplo de los siete varones nos sirve para meditar en el asunto.

Asimismo, la iglesia primitiva no hacía la dicotomía entre el ministerio de la palabra y el servicio, porque ambas funciones subyacen juntas. Llama la atención que uno de los siete varones es Esteban, que llegó a ser diácono de la iglesia de Jerusalén, pero fue lapidado predicando el evangelio y da a entender que es un servidor que cumple con la promulgación de la palabra. Este papel lo desempeña también Felipe, un evangelista que se convirtió en diácono.

Los discípulos entendieron que ambos ministerios no debían ser visto maniqueamente, sino que están mezclados entre sí como parte de la dimensión integral del evangelio. Los apóstoles no solamente cumplían con sanar a los enfermos, llevar el mensaje, echar fuera demonios y enfrentarse a las autoridades por esas razones; comprendieron que también es necesario la ayuda social para la comunidad que venía a escucharlos, por lo que no escatimaron esfuerzos en proveer ayudas para las viudas de los hermanos griegos.

El dualismo entre los dos ministerios no existió en el Nuevo Testamento y tampoco debe ser así en la iglesia moderna. Como cristianos, hemos sido llamados para anunciar las buenas nuevas a los no creyentes, pero también a mostrar compasión y actitud de servicio a quienes lo necesitan y padecen sufrimiento. Jesucristo y los apóstoles no dividieron ambos campos de acción como dos asuntos separados per se, sino que las juntaron para anunciar el evangelio con todo su ímpetu.

El nombramiento de siete varones como diacónos deja entrever que es necesario contar con sabiduría para el servicio. Ésto se debe a que dicho ministerio está expuesto a los problemas, las quejas y los abusos; es proclive a generar descontentos entre los hermanos ya sea porque la cantidad es irrisoria, el trato es desigual hacia algunos u otras cosas. ¿Por qué tales requisitos? Los resultados de escoger hombres con esas características, sin separar ambos ministerios, provocó el crecimiento de la iglesia en Jerusalén que hasta los sacerdotes del templo (los mismos que crucificaron a Jesús) se convirtieran al evangelio. En eso consiste el crecimiento de la iglesia: doctrina, poder y servicio.

No estoy diciendo que se requiere volcar todos los esfuerzos a las obras de caridad y enfocarse en la lucha contra la pobreza, sino mirar a la iglesia en el sentido de un grupo de hombres y mujeres que han sido cambiados por aceptar a Cristo en su corazón, preocupados por compartir el mensaje de salvación a quienes sufren, padecen persecusión o necesitan del amor de alguien; sobre todo en este contexto latinoamericano, donde millones de personas viven en las penurias de la miseria, marginados en los suburbios de las ciudades y olvidados por la sociedad; pero se necesita que ambos ministerios se funden en uno o ¿usted ha visto un pájaro volar con un ala y hacerlo sin complicaciones?

Con todo esto, la Biblia constituye la guía para desarrollar el ministerio social dentro de la iglesia y el ejemplo de los apóstoles en el Nuevo Testamento lo es; por supuesto, hay diferencias entre aquellos tiempos y los nuestros, pero la esencia del evangelio sigue siendo la misma y no cambia a través de los tiempos. Tampoco necesitamos servir a los necesitados según las teorías de Marx y Engels, la teología de la liberación ni otras corrientes filosóficas; pues las Escrituras bastan para encontrar el manual para servir en la congregación.

El apóstol Pablo sigue ilustrando el servicio a los hermanos más necesitados de la iglesia cuando viaja a Jerusalén: "Por ahora, voy a Jerusalén para llevar ayuda a los hermanos, ya que Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una colecta para los hermanos pobres de Jerusalén. Lo hicieron de buena voluntad, aunque en realidad era su obligación hacerlo. Porque si los gentiles han participado de las bendiciones espirituales de los judíos, están en deuda con ellos para servirles con las bendiciones materiales." (1)

Como aprecian, el espíritu de la iglesia primitiva se movía por la buena voluntad de los creyentes en ayudarse los unos con los otros y representa una obligación para nosotros también. Actuar llevados por el egoísmo, la ambición y la apatía por la necesidad del otro no es expresar lo que Cristo nos ha enseñado, sino hacer todo lo contrario a lo que él decía. No podemos actuar en la noción de competencia que nos enseña el mundo posmoderno, donde cada uno hace lo suyo para cumplir con sus fines personales; si vemos que hay una congregación pidiendo ayuda, no titubear dos veces y actuar inmediatamente.

De nuevo, Pablo sigue apreciando el compañerismo entre sus hermanos judíos con el requisito de que se acordaran de los más pobres, ayudando con esmero para cumplir esta labor. Él dice: "En efecto, Jacobo, Pedro y Juan, que eran considerados columnas, al reconocer la gracia que yo había recibido, nos dieron la mano a Bernabé y a mí en señal de compañerismo, de modo que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los judíos. Sólo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, y eso es precisamente lo que he venido haciendo con esmero". (2)

El apóstol Juan tampoco se queda atrás y amonesta contra aquellos que dicen amar a Dios, mientras un hermano en la iglesia está pasando por una necesidad, tal acción no muestra el amor hacia el Señor: "En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos. Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él? Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad". (3) Más claro, no puede ser.

Continúa el apóstol Pablo insistiendo en el deber de servir a los demás de todo corazón, sin codiciar nada y demostrar el ejemplo de Jesucristo: "No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie. Ustedes mismos saben bien que estas manos se han ocupado de mis propias necesidades y de las de mis compañeros. Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: "Hay más dicha en dar que en recibir." (4)

Y si seguimos leyendo el Nuevo Testamento, nos daremos cuenta de que pone énfasis para ayudar también a los huérfanos y a las viudas. Pablo aconseja a Timoteo en la manera cómo debe ayudar a estos dos grupos, teniendo en cuenta que el ministerio de servicio desencadena abusos de las personas que lo requieren y por eso es menester que hayan reglas estrictas sobre la administración de los recursos acordes a la Palabra de Dios. Sencillo, pero realista: que si la viuda tiene familia que ésta se encargue de ella, que la viuda joven se vuelva a casar y a la viuda chismosa no darle nada. Estas son algunas medidas que tomaban en la iglesia primitiva. (5)

No obstante, el panorama es desolador en América Latina donde la pobreza hace parte del menú de este sistema social. Alguien diría que aquellas medidas serían simplistas en nuestros tiempos y tienen algo de razón, pero algunas de ellas nos pueden servir siquiera para comenzar a trabajar en la iglesia local, con los hermanos más necesitados. Estoy seguro de que hay hermanos en la congregación que llegan a los servicios, pero que están pasando por penurias económicas y no nos damos cuenta de su situación. Espero que no sea tarde para luego arrepentirse, pues hay personas que asisten a la iglesia que luego se van iendo poco a poco porque la grey no se preocupa por ellos, cuando nuestra responsabilidad es velar por ellos.

Hay que cambiar esa costumbre de ir a la iglesia sin conocer a la persona que está a tu lado, es necesario que los miembros se conozcan mutuamente y oren los unos por los otros por sus necesidades. La iglesia debe ser la primera que se entere de los problemas de esas personas y les brinden toda la ayuda para socorrerlos oportunamente, no solamente colocando las peticiones en los sobres de diezmos y ofrendas. Es posible que desarrollando el ministerio social en la iglesia cristiana, se logre también su crecimiento y cumplir con los mandamientos de Dios.

(1) Romanos 15: 25- 27
(2) Gálatas 2: 2- 10
(3) 1 Juan 3: 16- 18
(4) Hechos 20: 33- 35
(5) 1 Timoteo 5: 1- 16

Seguiremos con el pensamiento de Jesucristo sobre la pobreza y cómo se adapta a la visión integral del evangelio.

miércoles, 23 de junio de 2010

Biblia y realidad social


Otro de los temas que poco a poco ha despertado el interés de las iglesias evangélicas, sobre todo en América Latina, ha sido la preocupación por la realidad social y la manera cómo pueden dar respuestas frente a los acontecimientos del mundo actual. Sin embargo, todavía sigue siendo una cuestión de segundo plano, poniendo a un lado el análisis de la Biblia, que nos tiene mucho que decir al respecto.

De todos modos, permítaseme hablar del ministerio social de la iglesia, que debe hacer su campo de acción más visible para producir más impacto en el mundo contemporáneo.

Nuevo Testamento y ministerio social

El epicentro del ministerio social de la iglesia lo asimila el apóstol Pedro al decir que "cada uno dé según el don recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén". (1)

Más claro no puede ser Pedro al decir que la iglesia tiene un ministerio dado por Dios que debe ser impartido según su multiforme gracia, es decir, que hay distintas maneras cómo el Señor puede actuar que es a través de los dones y cada persona actúa conforme al que se le ha dado, sin despilfarrar lo que por gracia ha sido recibido. Así como Pablo habla de la iglesia como un cuerpo con diferentes miembros, también Pedro asimila esta noción para que haya edificación entre los miembros de la congregación.

Establece la forma básica del ministerio en la iglesia cristiana: los que hablan la Palabra y quienes la ministran. En cuanto al segundo, la palabra que emplea el apóstol Pedro es la griega diaconía que significa generalmente servicio -utilizada también por Jesucristo- y el Nuevo Testamento apunta precisamente al servicio como la actitud para suplir las necesidades de las personas. Aún así, la iglesia moderna ha olvidado la esencia de la "diaconía" y vuelca todos sus esfuerzos solamente al estudio de la Palabra.

Para tal efecto, existe mucha bibliografía para que los creyentes aprendar a dar los sermones, material para dar prédicas y estrategias de evangelización. Todo lo concerniente al ministerio de la palabra está bien arraigado dentro de la iglesia, pero el de servicio queda relegado al vagón trasero como un asunto de poca importancia. La teología tradicional enseña sólo una parte de la misión cristiana del Nuevo Testamento, pero opaca su visión integral tal como la aborda.

Si miramos con lupa de detalles, el Nuevo Testamento posee suficientes versículos que expliquen la visión social del cristianismo (para ser más exactos, son por lo menos 134) e irónicamente no se entiende como un asunto tan visible quede relegado a tales instancias. La iglesia cristiana debe desempolvar las Escrituras para darse cuenta que el mensaje de Jesucristo presenta una perspectiva integral, donde no solamente es saciar las necesidades del alma, sino en toda su dimesión humana.

Como mencionamos anteriormente, el apóstol Pablo hace referencia al ministerio de la iglesia cristiana como Pedro. Específicamente, la enseñanza de la iglesia como un cuerpo toma sentido cuando esgrime sobre los dones espirituales que el Espíritu Santo reparte a cada uno de los creyentes; en su carta a los Romanos afirma "porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el don de profecía, úsese conforme a la medida de fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza, el que aconseja, en la consejería; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría" (2)

Nótese que Pablo no sólo hace énfasis en que todos los miembros sean aptos para la enseñanza, sino para el servicio dentro de la iglesia. Vuelve a aparecer la palabra diaconía y consiste en suplir las necesidades físicas de las personas. Más adelante, el apóstol menciona el don de repartir con liberalidad que es ayudar en las necesidades económicas de los creyentes, dando paso también al que preside, creyente que lleva a cabo las metas de la congregación y vela para que las actividades se cumplan cabalmente. Luego, quien hace misericordia es aquel que se presta como mano amiga a los que sufren y les ayuda.

Como van las cosas, la suma total de seis dones espirituales queda equilibrada con tres en el ministerio de la palabra (profecía, enseñanza y consejería) y otros tres con el de ministrar (servicio, repartir con liberalidad y hacer misericordias), mientras queda uno para ser intermediario entre ambas. No obstante, la iglesia moderna no busca ese punto de equilibrio porque centra su atención en la ortodoxia, pero descuida los ministerios que se vinculan con la praxis.

Y no se entiende porqué si hay hermanos que han sido llamados para el ministerio de servicio y cuentan con esos dones del Espíritu Santo ¿por qué la iglesia moderna no le da la importancia que sí le dan los apóstoles Pedro y Pablo? El meollo de este asunto nos lleva al pragmatismo: tenemos la percepción de que los dones de la palabra dan resultado y es la cúspide para desarrollar el mensaje de Jesucristo al mundo. Existe la visión tradicional de seguir formando líderes aptos para la enseñanza, que todo es el estudio de la doctrina y máxime ganar almas para Cristo.

Asimismo, el ministerio social de la iglesia se mira como algo secundario, que sólo depende de las ofrendas que den los hermanos voluntariamente y que se acostumbra a la gente necesitada a ir para llenarle su estómago o su bolsillo. No estoy diciendo que se deba dejar a los hermanos morir de hambre ni seguir asistiéndole económicamente, pero cuando empiezan los abusos, las labores sociales se suspenden indefinidamente.

Pero ¿qué pasa cuando se realizan campañas de evangelización y son pocos los que se convierten a Cristo? ¿Debemos dejar de llevar la Palabra a los no creyentes? No lo hacemos y sólo sugerir tal cosa es descabellado. Si cuando surgen las adversidades y no vemos que nuestra labor tenga éxito, seguimos insistiendo para que Dios actúe ¿por qué se desiste tan rápido en el servicio, si también es un mandamiento divino? Así como lo hacemos en el evangelismo, también es aplicable para el ministerio social.

Miremos el siguiente caso: "en aquellos días, como crecía el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, porque las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas, busquen a siete hermanos entre ustedes, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encargamos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y el ministerio de la palabra. Agradó la propuesta a la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Félipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes orando, les impusieron las manos. Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecián a la fe". (3)

Me imagino a los apóstoles hoy en día examinando la manera cómo muchas iglesias afrontan una situación similar y la cara sería de sorpresa. He ahí el parámetro para buscar el equilibrio entre el ministerio de la palabra y el de servicio. Lo más probable es que la distribución consistía en alimentos y especias, pero los griegos no vacilaron en hacerle reclamos a los doce por la mala administración de los recursos. Como no se podía descuidar la enseñanza de la palabra y la oración, lanzaron esa propuesta que recibió acogida en la multitud para que hombres llenos del Espíritu Santo se encargaran del problema.

Por supuesto, las iglesias no pueden convertirse en centros comunitarios para alimentar a los más necesitados, pero tampoco esperar a que los gobiernos se encarguen de esa labor. Los doce optaron por ser prácticos y disponer de otros hombres que administraran los suministros para la iglesia local. Asimismo, el pasaje hace hincapié en tomar varones llenos del Espíritu Santo y de sabiduría ¿por qué? para dar buen testimonio y que sepan hacerlo tanto para los creyentes como para los de afuera, sin que los motivara razones ajenas y egoístas.

En la próxima entrega, seguiremos hablando del ministerio social acorde al Nuevo Testamento y estudiar el mensaje de Jesús enfocado en esa dimensión.

(1) 1 Pedro 4: 10-11
(2) Romanos 12: 4-8
(3) Hechos 6: 1-7

jueves, 17 de junio de 2010

La "teoeconomía", Reforma y Biblia (II)


Max Weber y la Iglesia Católica

El capitalismo, sin duda alguna, cambió la forma cómo los países han realizado sus actividades económicas tales como el comercio y la producción de bienes. No obstante, es menester analizar como la acumulación de capital, el uso de la propiedad privada, y la libre empresa -tal como es en la actualidad- se derivan de su concepción original en pleno apogeo de la Reforma Protestante. Lo que también se quiere esclarecer es si el capitalismo, según la concepción de Calvino, puede considerarse la raíz de todos los males, o si es el amor al dinero y la avaricia que existe en la humanidad quien causa esos problemas.

El filósofo alemán Max Weber fue uno de los primeros en exponer la manera cómo el calvinismo y el pietismo influyeron en las ideas capitalistas. Según él, los protestantes entendieron que el trabajo es una actividad sagrada y una garantía de seguridad para la salvación y la predestinación de Dios. Contempla que el "espíritu capitalista" nace también más allá del trabajo bien hecho tal como lo hacían los protestantes y que otros acontecimientos marcan el desarrollo del capitalismo: la formación de las ciudades-estados, el establecimiento de la burguesía, los avances científicos y la razón dentro de la filosofía. Bajo esta perspectiva, la Reforma es un motor que está ligada a otros factores históricos para que las naciones adopten el capitalismo como su sistema económico.

Otra cosa que se debe tener en cuenta, es que no es del todo cierto que en la Edad Media existía un espíritu cooperativo entre todos los estamentos de la sociedad, criticando así el individualismo que general el capitalismo. Si es así, entonces ¿por qué la transición del Medioevo hacia el Renacimiento no genera cambios abruptos de este paradigma? Veamos.

Primero, si lo miramos desde el punto de vista social, la Iglesia Católica, los gremios económicos y el pueblo sí trabajaban en unión, pero eso no es garantía para aseverar que la sociedad mantenía ese espíritu cooperativo, debido a que gran parte de las riquezas y las ganancias de la producción llegaban a manos del clero, mientras los vasallos (la gente) pagaba feudos o tributos a sus señores a cambio de protección. Así también, los únicos que accedían a la educación eran los representantes eclesiásticos que, a su vez, impartían la enseñanza religiosa a todo el pueblo.

Segundo, los reformadores no se alejaron totalmente de los planteamientos de la Iglesia Católica, porque Juan Calvino y Martín Lutero siguieron defendiendo el "precio justo" que proponían los escolásticos y la no obtención de préstamos para las personas que necesitaban solventar alguna desgracia. Así también, la Iglesia de Roma llegaba a ser beneficiaria de las ganancias obtenidas en la producción de la tierra, como también a través de las ventas de indulgencias que sí criticó Lutero en sus 95 tesis. El lucro del clero católico se basaba precisamente a costillas de la pobreza generalizada de gran parte de la población europea.

Paradójicamente, la Iglesia Católica mantuvo firme su posición de condenar la usura a los mercaderes, la banca, y los nuevos comerciantes que empezaron a acumular capital; mientras que sus acciones lucrativas sí eran bien vistas. Aún así, la llegada del Renacimiento marca el inicio de la secularización de las actividades comerciales de los empresarios que tomaron el espíritu capitalista y el florecimiento del comercio. Luego, la Reforma Protestante ayudó a parte de Europa a desligarse de las costumbres y la autoridad impuesta por la Iglesia de Roma, más allá de que los países que adoptaron los valores protestantes lograron mayores posibilidades de implementarlos, logrando prosperidad económica para sus naciones.

El pensamiento de Juan Calvino

Juan Calvino fue uno de los reformadores más influyentes para el desarrollo del protestantismo en Europa; aún así no escribió formalmente obras en las diversas áreas del conocimiento, pero logró influir en varias de ellas. Siempre apuntó al gobierno de Dios, concibiendo que la desobediencia del ser humano es el punto de partida para la desviación de la línea de autoridad horizontal de su concepción original, así como la corrupción y el pecado llegan a hacer parte de la naturaleza del hombre, por lo que sólo un regreso a su Creador lo libra de tal estado.

Afirma que la autoridad de Dios también está vinculada con el trabajo y todas las actividades humanas giran en torno al Señor, dado que nuestras vidas están creadas para hacer su buena voluntad. Además, alega que la multiforme gracia de Dios ha colocado diferentes talentos en las personas y que debe trabajar en aras de dar frutos según su profesión, para luego darle cuentas al Creador de su gestión. Coincide en que la prosperidad hace parte de una bendición, pero amonesta contra la acumulación de riquezas con fines personales y olvidarse que Dios es nuestro sustento.

El reformador francés establece que la propiedad privada adquiere importancia en la medida de que el Estado no interfiera en las posesiones de los demás, pues toda persona tiene derecho a tener posesiones. Según él, el Estado debe regular las acciones del sector privado cuando afectan el bien público de la nación, vigilar las actividades comerciales y financieras, también fijar leyes anti-monopolios que impidan la democracia y el pluralismo de las empresas dentro de la economía.

Asimismo, Calvino se muesta distante de la concepción de Adam Smith, debido a que el ser humano busca interactuar en la política y la economía para hacer la voluntad de Dios (mas allá de la obtención de riquezas, el lucro y el progreso económico), por lo que es importante buscar el punto de equilibrio entre estas dos actividades y una vida cristiana que tenga a la Biblia como garante de todos los principios.

El trabajo se considera como fuente de riqueza y de felicidad para los seres humanos (Salmo 128: 2) (Proverbios 10: 4), haciendo énfasis en que las personas trabajen dignamente para que disfruten del fruto de sus manos y poner el pan en la mesa. El reformador cree que la pereza y la desidia hacia el trabajo como lo relata el apóstol Pablo (2 Tesalonicenses 3: 10) está condenada por Dios, sin llegar a concluir que por fría lógica se permitieran a los holgazanes morirse de hambre.

Su visión social se orientaba a ayudar a los más pobres (sobre todo a los de la familia de la fe), tal como lo hacían en la iglesia primitiva, recibiendo ayudas económicas y préstamos sin ningún tipo de intereses. Cree que los bienes son dados por Dios para ser cabalmente administrados y compartidos con los más desfavorecidos; sigue ilustrando que los primeros cristianos actuaban con amor y compasión para los necesitados de su congregación, puesto que la escasez constituye un obstáculo para la fe y opaca el ejemplo de Cristo para todos. Así también, aboga por un pago de salarios equitativo donde sean tenidas en cuentas las necesidades de los trabajadores y así que los señores cumplan con ellos, pues es un Dios que debe ser acatado sin cuestionar.

Queda corroborada la tesis de que el desarrollo del capitalismo según los principios de la Reforma Protestante -por ende de la Biblia- impulsó la prosperidad económica, la reducción de la pobreza y mayores niveles de educación, ciencia y cultura; así como también se desvincula con los postulados del capitalismo que esgrimirán autores posteriores a Juan Calvino.

En la próxima entrega, seguiremos hablando del pensamiento económico de Juan Calvino y la manera cómo otros autores concibieron el capitalismo, conduciéndonos hacia el amor al dinero como la raíz de todos los males.

martes, 15 de junio de 2010

La "teoeconomía", Reforma y Biblia.


Aunque la Biblia no defiende a capa y espada ninguna ideología económica, los principios de economía que propugna han quedado demostrados a través de las naciones que han adoptado los postulados de la Reforma Protestante y han entendido que la prosperidad de sus pueblos depende intrínsecamente de ellos, donde la historia así lo confirma.

La Reforma Protestante y la economía

El capitalismo en sus inicios surgió en el Renacimiento, ya en la Baja Edad Media y cuya cuna fue Florencia, Italia. No obstante, la acumulación de capital, el uso de la propiedad privada y las operaciones mercantilistas aún eran incipientes; peor cuando su espíritu fue opacado por el dominio de la religión católica y se trasladó a las naciones que adoptaron los postulados de la Reforma.

Precisamente, uno de los factores donde los reformadores hacen hincapié para contrarrestar los dogmas del catolicismo es la manera cómo la Iglesia no hace uso equitativo de sus bienes y se enriquece a raíz de la imposición de ciertas doctrinas -sobre todo las indulgencias- en los países que están a su merced. Esta manera de administrar sus recursos fue criticada tanto por Juan Huss como por Martín Lutero, que proponen un retorno al cristianismo de la era apostólica y las bases que definía la Biblia.

Con la llegada de la Reforma en el siglo XVI, el mapa europeo se divide entre los países que siguen a merced del Papa y aquellos que acogieron las ideas del protestantismo. Lo que resulta irónico es que Europa también llega a tener países que prosperan económica y políticamente, mientras otros presentan signos de atrasos y mantuvieron su statu quo.

En los países reformados se eliminaron las cargas impositivas para subir los impuestos y se masifica el uso de la propiedad privada, dando nueva dinámica a la economía, sobre todo en Inglaterra donde los puritanos le dieron un auge a esta nación que se convertiría en potencia mundial hasta la Primera Guerra Mundial. Por otro lado, los protestantes le dieron una valoración positiva al trabajo, el emprendimiento, el buen manejo de las finanzas y el ahorro.

Sin embargo, las naciones católicas se fueron por el camino contrario. Los países adscritos al Papado siguieron fieles a su disposición, manteniendo las ayudas para los Estados Pontificios, el despilfarro de las finanzas (excesivo gasto público), el trabajo se considera indeseado (los españoles, por ejemplo, se conformaron con las ganancias que traían desde sus colonias en América) y la libre empresa fue mal vista.

El caso de España lo ilustra todo. Tras llegar a convertirse en una potencia mundial, los ibéricos empezaron a languidecer con varias crisis económicas y así a perder su hegemonía, mientras que la pobre y pequeña Inglaterra asumiría como la nación que se emanciparía hacia la cima. ¿Por qué? La respuesta nos conduce a la cosmovisión religiosa de ambas nacionaes: España siguió con los patrones de la Iglesia Católica y sólo hasta el siglo XVIII se hicieron reformas serias en materias de la educación y la economía. El rey Carlos III, por ejemplo, decretó que el trabajo manual deja de ser indigno en la Corona española, un siglo más tarde que los países reformados.

Asimismo, la tesis católica aboga por el socialismo como doctrina social de la Iglesia y buscar un sistema más "ideal y humano", tal como lo proponen en el siglo XIX Chesterton y Tolkie (católicos romanos). Sin embargo, la panorámica de las ideas socialistas evidencian que este sistema económico ha desembocado en un fracaso para las naciones que lo adoptaron, en conjunto con bajos crecimientos de la economía, un Estado excesivamente benefactor, déficit fiscal, cinturones de pobreza que están encerrados en círculos viciosos con subsidios y medidas que poco abogan para solventarla.

Y para corroborar lo de España, veamos a América Latina comparada con Estados Unidos: muchos de los colonizadores ingleses eran puritanos que influyeron en el desarrollo de la economía y la política (la Constitución de ese país tiene sus raíces en este movimiento de la Reforma), mientras los españoles sólo se dedicaron a saquear los recursos de sus colonias mediante la opresión de indígenas y negros; eso sí se caracterizaron por su exhaustiva evangelización para convertir a los nativos al catolicismo romano. No hubo avances en ningún tipo para América Latina que estaba rezagada al mismo nivel que la Europa medieval en los tiempos de la independencia.

Mientras los países que heredaron la Reforma Protestante gozaron de prosperidad económica y un desarollo notable, los que siguieron con los parámetros de la Iglesia de Roma mantuvieron su statu quo y carecieron de un desarrollo sostenible en el tiempo. Sólo hay que mirar la historia para darnos cuenta de su impacto y la actualidad para evidenciar su legado: curiosamente, América Latina cumple con la tesis católica que se menciona anteriormente y los países europeos católicos, con la crisis financiera de la Unión Europea (los PIIGE: Portugal, Italia, Irlanda, Grecia* y España).

Una anécdota suiza nos habla de un pueblo dividido entre católicos y protestantes, donde la mitad católica contaba con las calles más sucias, el comercio arruinado y las casas más feas; mientras la otra mitad protestante era todo lo contrario y el progreso sí que era notorio. Bueno, eso es precisamente lo que ha pasado y la historia actúa como una fuente imparcial para demostrar que los principios de la Reforma, por ende de la Biblia, traen prosperidad a los pueblos que las hacen partícipes en su nación.

*Grecia, la nación donde se inició la actual crisis, es ortodoxa y se considera como la religión oficial del Estado.

En la próxima entrega hablaremos del pensamiento de Juan Calvino, reformador contemporáneo a Lutero, en el desarrollo del capitalismo y su desvinculación con aquel que evoca un espíritu salvaje y opresor.

¿Tabúes sexuales evangélicos? (IV)


Como se indicó en la segunda entrega, los tabúes sexuales están presentes en la iglesia cristiana desde sus orígenes, desviándose así de las raíces bíblicas. Regresando un poco en la historia, la concepción platónica establece el dualismo entre el cuerpo y el alma que se comportan como supuestas realidad incompatibles; una dicotomía que la Biblia resuelve cuando el hombre se compone de tres partes unidas entre sí: cuerpo, alma y espíritu; así como Dios también se divide en tres (lo que se conoce como la Trinidad).

El platonismo influyó posteriormente en el gnosticismo, una desviación del cristianismo que consideraba el conocimiento como vía para la salvación, quitando la muerte de Cristo como la acción salvífica para la humanidad. Los grupos gnósticos del siglo primero también adoptaron los postulados de Platón: para ellos, la perdición y la maldad hacen parte de la materia (cuerpo), mientras que la salvación está adjunta a lo espiritual (alma); por lo que el conocimiento superior (gnosis) es el único camino para que el alma se salve.

El daño que hizo el gnosticismo en la iglesia de los tres primeros siglos perdura aún en nuestros días -incluyendo al sexo- ¿De qué manera? Si bien aquellos grupos desaparecieron con el pasar del tiempo, la iglesia moderna no logra esparcir las escaramuzas de ese dualismo: la literatura sólo ha gastado tinta en dos aspectos: el matrimonio y el peligro del sexo para los solteros.

Aunque estas cuestiones aparecen en la Biblia, muchas respuestas con respecto al sexo siguen siendo tímidas o apuntan a dejar vacíos en los temas, que extrínseca y/o literalmente, no aparecen en la Biblia: la masturbación, la pornografía, el noviazgo, los métodos anticonceptivos para mencionar los más importantes. Lo irónico es que quienes satanizan tales cosas, lo hacen sin mencionar ninguna base bíblica, una crítica sin fundamentos y una religiosidad sin introspección.

El problema se remite a la década de los sesenta, en pleno apogeo de la revolución juvenil y el cambio de valores de aquella época. Mientras la sociedad entraba al posmodernismo -con él, la liberalización del sexo- la iglesia evangélica se mantuvo en statu quo y asume una postura defensiva con respecto a los cambios que se enfrentaba el mundo. Generalmente, la tendencia fue a satanizar dichas cuestiones y no dar respuestas claras a la luz de las Escrituras.

Todo este ambiente ultraconservador genera que algunos cristianos adopten posturas liberales y empiezen a alejarse de la doctrina bíblica: el cristianismo evangélico se va a los extremos. Los liberales comienzan a decir que el requisito del sexo es el amor que une a la pareja, ya no importa si es antes del matrimonio; o es necesario que los jóvenes experimenten su sexualidad y tomen los patrones del mundo. Tanto de un lado como del otro, el precio que ha pagado la juventud ha sido caro y es necesario repensar el asunto, bajo las Escrituras y dar respuestas concretas a un mundo que tiene un sinfín de ellas para ofrecérselas.

Por otro lado, hay quienes compaginan que la super-espiritualidad inherente en el sexo borra de vista el erotismo -como nos lo muestra Cantar de los Cantares- y otros que idealizan el matrimonio como una meta en la que ninguna tentación sexual puede cruzarla. Sólo me imagino al apóstol Pablo en estos tiempos escuchando semejantes cosas, cuando él nunca dio a entender tal aseveración, pues han tomado, de manera simplista, las recomendaciones que hace a los solteros en Corinto.

Una importante conclusión nos la da Mike Dannyen en su tesis: "el erotismo y el placer suelen ser temas ausentes en los estudios bíblicos. Todavía menos frecuente es encontrar obras o estilos sobre aspectos estéticos", lo que se deriva en que "el lector de la Biblia no dispone de herramientas heurísticas adecuadas para construir un discurso sobre el erotismo y el placer sin comenzar por un a priori moral que marque sucesivamente los distintos niveles de lectura y elaboración teológica".

En esta misma línea, el pastor y teólogo español José de Segovia lanza el mismo veredicto donde la hermeneútica y la historia de la interpretación bíblica, han estado alejados de las alegorías que muestra el Cantar de los Cantares, eso sí en su expresión de erotismo puro. Sigue impregnando la visión maniquea del gnosticismo que considera carnales aquellas expresiones de deleite entre un hombre y una mujer: el placer sigue estigmatizado como pecado.

Para dar algunas pistas, el ombligo que se traduce en español, en el hebreo original hace referencia a los genitales de la mujer (algunos lo interpretan como la ley de Dios); y el verbo conocer está ligado directamente a las relaciones sexuales. Según este panorama, el sexo sigue representando un paradigma para muchos cristianos y aunque el libro de Cantares muestra lo excelso de la sexualidad humana, continúa siendo un territorio inexplorado (por qué no, hasta peligroso para algunos).

En síntesis, el sexo es parte de la humanidad como un regalo que Dios le entregó a Adán para su deleite, dentro del matrimonio. No debe ser un peligro para la juventud ni un estereotipo para los casados, basta con afrontarlo lejos del legalismo, la religiosidad y la sonrojez. La cura contra el morbo y lo pecaminoso es adentrarse en lo prohibido o lo "innombrable", es abordarlo como un medio de prevención contra las inmoralidades sexuales. Alguien decía que no hay libro más humano que la Biblia, y el Cantar de los Cantares no es la excepción.

domingo, 30 de mayo de 2010

Rol político de los cristianos evangélicos


El pastor chileno David Hormachea, autor de importantes libros sobre la familia dentro de la perspectiva cristiana, tras conocer la división de los cristianos en Chile en cuanto a elegir candidato (Sebastián Piñera y Eduardo Frei) y la extralimitación de muchos líderes, brinda criterios para que como creyentes votemos a conciencia -claro está, guiados por Dios- y sepamos mantener el espíritu de unidad dentro de la iglesia.

Vale la pena decir que como cristianos debemos analizar la realidad social a través de la autoridad de la Biblia, no alienarse hacia una ideología política en particular porque existe una bandera más grande que nos representa: Jesucristo.

-Los cristianos deben votar a conciencia, teniendo en cuenta si el candidato tiene más afinidad hacia nuestros principios. Es imposible que un aspirante al poder represente los valores evangélicos al 100%, por lo que es necesario sopesar los programas de Gobierno que tienen y ver cual está más cerca a los lineamientos de la Biblia.

-Votar a conciencia significa que usted vota de acuerdo a los valores cristianos, más no con intereses egoístas. El voto evangélico debe ser valórico, más allá de razones personales o contiendas sin sentido.

-Ni siquiera un candidato cristiano garantiza que represente al 100% nuestras creencias bíblicas, tampoco representa siempre la mejor opción. Si fuera así, los partidos evangélicos dominarían gran parte del escenario político en Occidente.

-Entendamos que cuando un cristiano hace un pacto con un partido político o candidato, ese acuerdo es mi contrato. Seamos precavidos porque existen otros grupos sociales, económicos y religiosos que buscan también sus intereses; algunos de ellos alejados de la perspectiva evangélica (por ejemplo: minorías sexuales y proabortistas).

-No quiere decir que nos vayamos a los extremos: que seamos apolíticos o nos involucremos de lleno a un partido político. Hay que ser equilibrados y busquemos que nuestra voz como cristianos sea escuchada por todos los partidos, independientemente de su ideología. Si algún partido desea trabajar con nosotros, analizemos las prospuestas y actuemos en base a la Biblia.

-Respetemos los principios de un estado aconfesional y más bien que la iglesia cristiana sea de influencia para el Gobierno, más no al contrario.

-Preocúpemonos de elegir a un candidato que busque cambiar drásticamente los valores de una sociedad, sobre todo aquellos que conciernen a la vida cristiana.

-No imponer desde el púlpito que "votemos por tal candidato". Tengamos absoluto respeto por el voto ajeno para no causar división en la iglesia cristiana.

-Mirar más los valores que representan los candidatos que su trayectoria o vida. Ningún cristiano puede dudar que un gobierno ateo busque quitar los valores religiosos de una sociedad; si llega a suceder, es "mea culpa" por permitir que nuestro voto lo haya llevado al poder.

-La Biblia es clara con respecto a las alianzas políticas: no existe ningún versículo que apoye alguna ideología o sistema político. El profeta Isaías denuncia las opresiones que causan los gobernantes injustos sobre los pobres (Isaías 10: 1-4), el profeta Daniel exhorta al rey de Babilonia para que vuelva a los caminos del Señor (Daniel 5: 18-28) y Jesucristo a todos los gobiernos que no cumplen las leyes.

-Si bien es cierto que todas las autoridades son impuestas por Dios, no quiere decir que estén exentas de dar cuentas sobre sus actos. La justicia divina es para todos y los gobernantes están en la tierra para promover el bien y castigar la maldad. De ellos dependen si cumplen o no.

-El cristiano que anula su voto está permitiendo que los candidatos contrarios a nuestros valores tomen ventaja que aquellos a favor. El voto evangélico debe ser inteligente.

-Nuestra obediencia es hacia Dios y no para los hombres. Luchemos por nuestros valores así sea que nos lleven a prisión como hicieron con los cristianos de la era apostólica; debemos oponernos a todo gobernante que vaya en contra de la Palabra de Dios.

-No sacrifiquemos nuestros valores cristianos por prebendas, privilegios éconómicos y jurídicos, o éstatus. Los principios de la Biblia son innegociables y ninguno de los apóstoles dio su vida en vano, mucho menos para defender alguna ideología política. Nuestra principal razón es Jesucristo y llevar el evangelio a toda criatura.

¿Tabúes sexuales evangélicos? (III)


La perspectiva bíblica y realidad evangélica

La idea original de Dios fue que tanto Adán y Eva se multiplicaran para llenar la tierra ¿cómo se lograría eso? A través del sexo y la procreación. El erotismo sí era bien visto delante de Dios para su creación como algo inmaculado, lejos de la distorsión del pecado, tal como nos relatan los dos primeros capítulos de Génesis. Además, el hombre estaba en su desnudez -que era normal en su condición- pero a raíz de la caída, el plan de Dios se pervirtió y la vergüenza ante su cuerpo fue producto de esa acción. Por lo tanto, el pecado originó el tabú y no fue a la inversa.

Observemos que cuando Dios crea al hombre a su imagen y semejanza (Génesis 1: 26), lo primero que le dice es "multiplicarse, ser fructíferos y llenar la tierra" (v.28); no le asevera "crea una iglesia" o "mántente en ayuno" (...). La importancia del sexo en la creación del ser humano expresa la profundidad espiritual que es inherente con su existencia, en el mismo nivel que la línea de autoridad. Es más, concluye el Señor en afirmar "todo lo que había hecho era bueno" (v.30) ¿por qué entonces inducir que el sexo es malo?

Para el colmo de los casos, hay quienes afirman que el pecado de la humanidad fue a través de las relaciones sexuales. No sé cual sea su base de apoyo para defender esa teoría (que por cierto es descabellada), pero quien lee los tres primeros capítulos del Génesis, no llegaría a esa conclusión. Entonces ¿cómo afectó la desobediencia del ser humano con respecto al sexo?, el plan original de la procreación no cambió en lo absoluto, su concepción original se mantuvo y la unión de un hombre y una mujer para la procreación también. Sin embargo, la llegada del pecado conlleva a su distorsión y empieza su desviación hacia las inmoralidades que se mencionan a lo largo de la Biblia, tales como el adulterio y la fornicación.

De todas maneras, se ha creado ese mito sobre el sexo y debe ser cortado a la luz de la Palabra de Dios que, paradójicamente, le dedica un libro: Cantar de los Cantares.


La esencia del Cantar de los Cantares

Su nombre en el hebreo original es Shir Ashirim que significa el "más hermoso de los cantos" o el "poema más sublime". Consiste en un poema distribuido en estrofas que narran el sentimiento recíproco de dos esposos que se aman de manera apasionada, expresado en el más alto nivel literario (se emplean metáforas y símiles para entender el amor entre los dos amantes), donde el sexo adquiere una dimensión espiritual excelsa.

El libro menciona tres palabras claves para entender el amor entre un hombre y una mujer:

-Raya: traduce literalmente como amigo (a) y compañero (a), hasta el punto de considerarse "almas gemelas". Esto quiere decir que el centro de la relación entre dos amantes está basado en una profunda amistad.

-Ahava: significa gran cariño y representa también ese deseo de querer estar con alguien, al punto que tu corazón se duele; es sincronizar tus pensamientos y tus sentimientos hacia esa persona especial, sin pensar en otra cosa: en pocas palabras, estar en las nubes y perdernos en su pensamiento. Expresa un vínculo tan fuerte como la muerte; un fuego que ni las aguas lo apagan (Cantares 8: 2); tomar esa decisión de unir tu vida con la otra persona y que vaya más allá de sentimientos fugaces. Es el motor que mantiene andando el carro del amor.

-Dod: es la dimensión física del amor, que va ligado a la parte sexual dentro del vínculo matrimonial. De ahí procede la palabra griega eros, que en nuestro idioma equivale a erótico.

¿Se puede considerar una casualidad que la Biblia contenga la palabra erotismo para describir la parte sexual entre dos amantes? Y eso que en el hebreo original, el libro de los Cantares suele ser más erótico que en el español.

¿Qué decía Jesucristo?

La Iglesia Católica, por ejemplo, asevera como una de sus razones de peso que la condición célibe de Jesucristo, es válida para afirmar que sus sacerdotes y obispos deben mantener esa condición en forma vitalicia, es decir, toda la vida. Si bien ésto no fue así al principio, la Iglesia de Roma establece que todo el clero debe abstenerse de contraer matrimonio, siguiendo el ejemplo de Jesús. ¿Tienen razón? Veamos porqué no.

Las Sagradas Escrituras nos dan constancia de que Jesús se mantuvo soltero en toda su instancia en la tierra. No existe un sólo vestigio que indique sobre si tuvo una vida matrimonial o peor aún, si llegó a tener hijos. Hasta ahí la teoría católica tiene validez. Sin embargo, Jesucristo dio principios claros sobre la sexualidad humana y no creo que se haya apenado cuando le preguntaron al respecto.

Jesucristo también afirma que "el hombre dejará a su madre y a su padre, para unirse con su mujer y llegar a ser una sola carne". El Mesías corrobora las palabras dichas en Génesis, dentro del plan original que Dios establece para el hombre, que tampoco se ve afectado por la desobediencia del ser humano. Por lo tanto, el sexo sigue cumpliendo una misión procreadora de vida y la prueba de conocimiento excelsa entre un hombre y una mujer, por supuesto, dentro del matrimonio.

La palabra dejar es en el hebreo azab que significa "permitir, dejar" y la palabra unirse que se emplea en Génesis es dabaq que quiere decir "adherirse, pegarse fuertemente a, juntarse"; equivalente al griego proskoiao empleada por Jesucristo en Mateo 19: 6. Bajo esta perspectiva, la esencia del matrimonio -y por ende de la sexualidad- no se pierde como tal y el Hijo de Dios no escatima tiempo en decir las cosas sin tapujos ni mucho menos vaticinar que quienes están a su servicio, deben ser célibes vitaliciamente.

Ahora, cuando Jesús habla alegóricamente de los eunucos, no se refiere literalmente a las personas castradas en los tiempos antiguos para proteger a las mujeres de los reyes. Explica que los que nacen eunucos son aquellos que tienen el don de celibato (como el apóstol Pablo) y pueden guardarse en castidad toda la vida y los que se hacen eunucos por el reino de los cielos, son aquellos que por voluntad propia, han decidido ser solteros hasta la muerte para servir a la causa de Jesucristo.

Asimismo, Pablo acuña la frase "estarse quemando", lo que quiere decir castizamente "me estoy muriendo de las ganas". El apóstol no actúa como desconocedor de las necesidades de los solteros ni dice que eso sea un pecado (malo está en lo que hacemos con lo que sentimos), es natural que existan estos impulsos y por eso les recomienda, en caso de que no puedan mantener la condición de celibato, que se casen. No veo por ningún lado que para servir a Cristo, haya que renunciar al amor de una mujer ni vivir con esos estereotipos con el sexo.

Ésto quiere decir que Jesucristo y el apóstol Pablo son dos referentes de la soltería para servir en el reino de los cielos, pero ninguno de ellos lo tomó como una imposición, tampoco para los demás creyentes. La honestidad de estos hombres indica que es importante seguir con los lineamientos de las Escrituras y que el sexo es una parte importante del plan de Dios, donde dos personas (hombre y mujer) se amalgaman en una sola carne para expresarse su amor toda la vida.

Si para Jesús -también para Salomón y Pablo- fue grato declarar los principios divinos de la sexualidad, sin desprenderse del plan original de Dios y el erotismo del Cantar de los Cantares, cuyas analogías sirven también para explicar la unión entre Cristo y su iglesia, entonces, ¿por qué para la iglesia evangélica el sexo se ha convertido en un tabú, hasta el punto de satanizarlo?

En la próxima entrega lo veremos.

Nota: vale la pena aclarar que se pueden abordar las explicaciones de una sola carne y otros conceptos en este artículo, sin embargo, creo que este tema y todo lo relacionado con el matrimonio ha sido tocado ya por la literatura, y existe mucha bibliografía al respecto.

sábado, 29 de mayo de 2010

¿Tabúes sexuales evangélicos? (II)


-La confusión sexual


Para Marián, los tabúes sexuales son dañinos para la iglesia cristiana y tienen más bien raíces paganas, contrarias a la perspectiva bíblica. Todo parece indicar que se sigue el dualismo platónico, donde el cuerpo y el alma son unidades incompatibles entre sí; por lo que dicha dicotomía -que era propia de grupos gnósticos del siglo primero- perduran aún en nuestros días dentro del cristianismo bíblico.

Además, no es del todo cierto afirmar que existe un total desprendimiento de la doctrina católica. La visión evangélica no tiene nada que envidiarle a la católica, debido a que el sexo sigue siendo un tema que causa vergüenza y pudor; se siguen los viejos patrones que son propios de un ultraconservadurismo que pretende satanizar todo lo "moderno", sin analizar minuciosamente lo que dicen las Escrituras. Luego, salen a decir que no hay ninguna influencia extrabíblica (cuando eso es imposible) o no existen rudimentos de la iglesia de Roma.

Se sigue insistiendo que las iglesias deben hablar mucho más de sexo ante una sociedad donde todo huele a él. Basta con echarle un vistazo a los anuncios publicitarios con mensajes calientes o mujeres semidesnudas, producto de estrategias de mercadeo para obtener más clientes. La iglesia no debe meter la cabeza en el hueco como el avestruz, sino dar la cara ante una generación que está creciendo en una dimensión distorsionada de la sexualidad, respondiendo todas las inquietudes de los jóvenes creyentes, frente a un mundo que también tiene (y mucho más) que responder.

El problema es que muchas iglesias caen en el error de idealizar el sexo como si se pudiera tratar de manera irreal (como si estuviésemos antes de la caída del hombre), soslayando las tentaciones que tenemos todos frente a él. Para el peor de los casos, se crea un mito: cuando te casas, desaparecerá la tentación, pero esta afirmación es demasiado débil, porque el problema de la sexualidad no va intrínseco con la condición civil, sino con el pecado original.

Y si el tema del sexo es tocado, sólo hace referencia a la advertencia para los solteros sobre las relaciones pre-matrimoniales, por lo que no se ofrece una visión integral del mismo. Ahí surge otro inconveniente: lo prohibido da curiosidad, algo intrínseco a la juventud (como si los jóvenes cristianos no están exentos de caer). La idea es fomentar que el sexo es bueno y bello, tal como lo concibe Dios, pero también enseñar cómo se pervirtió tras la caída del hombre y cómo enfrentar las tentaciones que hay en un mundo impregnado de sexo.

Los jóvenes necesitan un espacio donde puedan preguntar abiertamente y expresar sus dudas, pues si somos realistas, las preguntas sobre el sexo son las primeras que salen a la luz y que más hacen ante el medio. Ya basta de tantas parafernalias de buscar especialistas en la materia (no quiero decir que sea malo) o estudiar el tema en seminarios; el sexo requiere ser hablado sin tapujos y correctamente.

Todo esto indica que la iglesia tiene dos desafíos sobre el tema del sexo: en el campo literario y en el teológico. Con respecto al primero, falta literatura seria y profunda (se enfocan más en el sexo de los ángeles, que del nuestro) para responder a todas las inquietudes de los jóvenes, sin vergüenza y sonrojeces. El segundo, para desprenderse de la influencia pagana que tanto ha trastocado al cristianismo, sin necesidad de analizar si está acorde a los lineamientos de la Biblia o no; así también dejar de mirarlo como algo satánico.

La Biblia es enfática en la manera cómo usamos nuestro cuerpo y ver el sexo como una creación de Dios no es la excepción: "Vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera" (Génesis 1:31) ¿Por qué entonces no le damos la importancia que Dios sí le da en las Escrituras? He ahí nuestro reto.

¿Tabúes sexuales evangélicos?


¡Tu estatura es semejante a la palmera,

y tus pechos a los racimos!
Yo dije: subiré a la palmera, asiré sus ramas
Deja que tus pechos sean como racimos en vid. Y el olor de tu boca como manzanas y tu paladar como el buen vino,
que se entra a mi amado suavemente y hace hablar los labios de los viejos.

(Cantares 7: 7-9)

¿Tenemos un problema con el Dios de la Biblia al hablar de sexo y erotismo? La RAE define erotismo como "perteneciente o relativo al amor sensual" ¿Acaso no hace referencia a ese tipo de amor que está inherente en el anterior pasaje y en todo el libro del Cantar de los Cantares?

Sin embargo, uno de los tabúes más comunes en las iglesias evangélicas radica en el tema del sexo; lo ven como un acto de vergüenza, sólo referente para hablarlo en el matrimonio o en el más extremo de los casos, como algo diabólico. Desafortunadamente, la enseñanza de la sexualidad en gran parte del cristianismo evangélico ofrece una enseñanza muy pobre y alejada de la realidad, mientras para los no creyentes dejó de ser "algo raro" desde hace tiempo.

Como definíamos anteriormente, el significado de erotismo da cabida para entender que el sexo sí tiene una concepción bíblica y una evidencia clara es el libro del Cantar de los Cantares, que está registrado dentro del canon del Antiguo Testamento como un libro inspirado por el espíritu de Dios.

El problema está indefectiblemente en identificar los términos sexo y erotismo como sinónimos de pornografía y adulterio, algo que lógicamente es absurdo: es como decir que "comer lleva a la gula y por lo tanto, no debemos comer"; así ocurre también con la oración: "no debemos orar porque la mayoría de las oraciones son mal hechas, peor ofrecidas a falsos dioses y no debemos caer en la idolatría". Ésto meramente raya con la imaginación y la fantasía.

Una cosa es decir que la distorsión de una acción conlleva al pecado (de hecho, así es) y otra muy distinta es que la tergiverzación ocurra por nuestros prejuicios o sencillamente, no reflexionar sobre el asunto. Creo que es precisamente lo que está pasando, cuando como cristianos debemos evaluar las cosas teniendo como epicentro a la Palabra de Dios.

Por otro lado, dicen que cuan mayor sea el tabú dentro de los grupos religiosos, mayor es el desorden sexual que existe, una cuestión que no sorprende tanto. Legalistas y fundamentalistas dirían que hablar abiertamente del sexo conduce a la pornografía o al adulterio; craso error porque no existe un estudio serio que corrobore dicha afirmación, pero sí tenemos aquellos que confirman lo contrario.

Por esa misma razón, no veo ningún vínculo entre las charlas abiertas de sexo con participar del pecado, ya sea por la pornografía y la fornicación. El sexo es de Dios y no algo que la iglesia deba avergonzarse para considerarlo como un tema mundano, pues para ellos el sexo dejó de ser un misterio hace tiempo.

Nota: se toma como referencia los comentarios de Luis Marián, director de la agrupación evangélica Delirante.org y columnista de opinión del diario electrónico protestantedigital.com, sobre el problema de muchos cristianos con el sexo.

jueves, 27 de mayo de 2010

El modelo de Jesús aplicado a la gerencia del siglo XXI


Jesucristo es, sin duda alguna, el modelo a seguir que tenemos como cristianos y el líder espiritual de nuestras vidas. Aún así, su vida y sus enseñanzas nos reflejan un ejemplo de liderazgo visionario que se puede aplicar a la gerencia de nuestro siglo.

Tom Peters, el gurú de la administración moderna después de Peter Drucker, afirma que el liderazgo es la única vía para alcanzar el éxito y aunque existe mucha literatura sobre el tema, no se debe confundir con las historias de personas obsesionadas por liderar un grupo u organización.

Pero el modelo de Jesús es diferente: su gestión empresarial se basó en el amor y promovió el evangelio de salvación para toda la región de Judea y luego a todas las naciones, labor gestada por su iglesia aún en nuestros días. Jesucristo no sólo representa un ejemplo a seguir para la humanidad, sino fue el mejor gerente de recursos humanos que haya existido: conformó un grupo de hombres desconocidos por la sociedad de la época, pero que se comprometieron con su vida y su testimonio para continuar la empresa de su Maestro.

Es tan exitoso su liderazgo, que influenció enormemente en las vidas de sus escogidos. Jesús conforma un equipo "staff" de doce hombres que no contaban con los competencias necesarias para su misión: carentes de educación y formación teológica, procedencias dudosas, conflictivos y temerosos; aún así, se convierten en los emisarios de los inicios de la iglesia cristiana y reflejan el carácter de líder que su maestro acuñó en sus tres años de aprendizaje.

Jesús posee las características de un verdadero líder que se requieren en las empresas de nuestro tiempo: el autodominio, la fortaleza de sus acciones y la fortaleza de las relaciones.


El autodominio

"Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida" (Proverbios 4: 23)

- Jesús sabía quien era: el evangelio de Juan nos ilustra que Jesucristo siempre se identificaba con "Yo soy" y concebía esa imagen como Hijo de Dios. Un verdadero líder sabe quien es dentro de su organización y mantiene una visión favorable de sí mismo, por eso decía el rey Salomón que el hombre es conforme a lo que son sus pensamientos.

- Mantenía comunicación con su jefe: los evangelios nos relatan que Jesús siempre se levantaba muy temprano por las mañanas para orar a su Padre; todos los días y era un momento ininterrumpible. Como líder, es importante que regularmente mantenga una comunicación con su jefe o supervisor; así proveer una visión más clara sobre los objetivos de la empresa y la manera como llevarlos a cabo.

-Compromiso total con su misión: el apóstol Pablo escribe la manera como Jesucristo iba a llevar su misión de principio a fin, desde su humillación para hacerse como los hombres hasta su muerte de cruz, sin soslayar ningún aspecto. Jesús pudo recurrir a atajos, dejar a medias su trabajo y hacer otras cosas; pero se mantuvo fiel a lo encomendado por su Padre y nunca se dejó distraer por algo ni alguien. Un líder debe enfocarse siempre en su trabajo, lo que su cargo implica y discernir sobre aquellas circunstancias que representen más bien distractores, más no en los objetivos de su área o empresa.

-Creer en sí mismo: Jesús nunca vaciló con la posición que tenía como hijo de Dios y llevó a cabo su misión con todas las herramientas que le habían sido asignadas, además mantuvo su fe en lo más alto e impartió esa noción a sus discípulos. El líder debe estar convencido de su importancia dentro de la organización y no puede permitir ambivalencias sobre lo que es dentro de ella; un líder endeble es un impedimento para crear sinergia en sus empleados y peor aún, desconocer el potencial que existe dentro de él/ella.

-No perdía su tiempo: a menudo suelen ocurrir circunstancias triviales que desgastan nuestra salud interior y/o acaban con nuestra motivación para hacer el trabajo. Jesús no perdía su tiempo tratando de responder a todas las críticas de sus enemigos, convencer a los demás que lo siguieran o desanimarse cuando no veía frutos en los discípulos. Un verdadero líder hace buen uso del tiempo y es consciente de que sus energías se agotan; por tal motivo, debe usarlas para sus prioridades y cumplir con los objetivos asignados.

-Hacer cosas difíciles: Jesús se caracterizó por hacer de lo imposible, algo posible; dio soluciones en los momentos inesperados y fue firme en cumplir con lo difícil de su misión aun si los discípulos le decían lo contrario. Los líderes deben tener determinación personal para llevar a cabo sus objetivos, ser audaces en la toma de decisiones a pesar de que implique tomar riesgos o recibir oposición de sus subalternos.

-Ser agradecidos: el Mesías mostró siempre gratitud porque tenía un corazón dispuesto para escuchar las peticiones de los demás y lleno de amor para expresarla. Es aquí donde el líder dispone de dar gracias siempre por los favores que se le otorgan, ya sea de sus superiores o de quienes administra.

-Sentido de pertenencia: Jesús fue leal a su empresa y nunca desistió de cumplirla, a pesar de las circunstancias. Asimismo, la pertenencia significa posesión permanente y el Mesías no tomó la vida para sí mismo, sino para darla por otros. Aún así, el líder sabe que tiene poder sobre las cosas y las considera como suyas.

-No juzgar a nadie: algo que quita tiempo y desgasta nuestras energías, es estar pendientes de los errores de los demás. Cristo no vino a juzgar al mundo, sino que éste fuera salvo por causa de él y el amor de Dios (Juan 3:16-17); así un líder que juzga deliberadamente estanca el crecimiento de la empresa y crea mal ambiente entre los empleados.

-Expresar convicciones: a menudo y en voz de mando, Jesús expresaba lo que percibía de las situaciones y la vida de las personas. Un líder debe saber lo que siente y expresarlo a los demás, ayudando a sus empleados para que también lo hagan. Sin convicciones, se pierde la esencia de cumplir cabalmente los objetivos.

Continúa en la siguiente entrega.