Objetivo

El objetivo de este blog es compartir textos que puedan ser útiles en todas las ramas del conocimiento cristiano, sobre todo, aquellos que conciernen a nuestros tiempos y crear en la iglesia de Jesucristo, una educación acorde con el propósito de las Escrituras. Como creyentes, hemos sido llamados para dar razón de nuestra fe hacia quienes no conocen de Jesús y más que todo, quienes contienden contra ella. Por supuesto, la intención es prepararnos en el conocimiento de la Biblia para brindar respuestas concretas a los asuntos del siglo XXI, mediante artículos de interés con estilo académico que sean de edificación para sus vidas.

miércoles, 23 de junio de 2010

Biblia y realidad social


Otro de los temas que poco a poco ha despertado el interés de las iglesias evangélicas, sobre todo en América Latina, ha sido la preocupación por la realidad social y la manera cómo pueden dar respuestas frente a los acontecimientos del mundo actual. Sin embargo, todavía sigue siendo una cuestión de segundo plano, poniendo a un lado el análisis de la Biblia, que nos tiene mucho que decir al respecto.

De todos modos, permítaseme hablar del ministerio social de la iglesia, que debe hacer su campo de acción más visible para producir más impacto en el mundo contemporáneo.

Nuevo Testamento y ministerio social

El epicentro del ministerio social de la iglesia lo asimila el apóstol Pedro al decir que "cada uno dé según el don recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén". (1)

Más claro no puede ser Pedro al decir que la iglesia tiene un ministerio dado por Dios que debe ser impartido según su multiforme gracia, es decir, que hay distintas maneras cómo el Señor puede actuar que es a través de los dones y cada persona actúa conforme al que se le ha dado, sin despilfarrar lo que por gracia ha sido recibido. Así como Pablo habla de la iglesia como un cuerpo con diferentes miembros, también Pedro asimila esta noción para que haya edificación entre los miembros de la congregación.

Establece la forma básica del ministerio en la iglesia cristiana: los que hablan la Palabra y quienes la ministran. En cuanto al segundo, la palabra que emplea el apóstol Pedro es la griega diaconía que significa generalmente servicio -utilizada también por Jesucristo- y el Nuevo Testamento apunta precisamente al servicio como la actitud para suplir las necesidades de las personas. Aún así, la iglesia moderna ha olvidado la esencia de la "diaconía" y vuelca todos sus esfuerzos solamente al estudio de la Palabra.

Para tal efecto, existe mucha bibliografía para que los creyentes aprendar a dar los sermones, material para dar prédicas y estrategias de evangelización. Todo lo concerniente al ministerio de la palabra está bien arraigado dentro de la iglesia, pero el de servicio queda relegado al vagón trasero como un asunto de poca importancia. La teología tradicional enseña sólo una parte de la misión cristiana del Nuevo Testamento, pero opaca su visión integral tal como la aborda.

Si miramos con lupa de detalles, el Nuevo Testamento posee suficientes versículos que expliquen la visión social del cristianismo (para ser más exactos, son por lo menos 134) e irónicamente no se entiende como un asunto tan visible quede relegado a tales instancias. La iglesia cristiana debe desempolvar las Escrituras para darse cuenta que el mensaje de Jesucristo presenta una perspectiva integral, donde no solamente es saciar las necesidades del alma, sino en toda su dimesión humana.

Como mencionamos anteriormente, el apóstol Pablo hace referencia al ministerio de la iglesia cristiana como Pedro. Específicamente, la enseñanza de la iglesia como un cuerpo toma sentido cuando esgrime sobre los dones espirituales que el Espíritu Santo reparte a cada uno de los creyentes; en su carta a los Romanos afirma "porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el don de profecía, úsese conforme a la medida de fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza, el que aconseja, en la consejería; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría" (2)

Nótese que Pablo no sólo hace énfasis en que todos los miembros sean aptos para la enseñanza, sino para el servicio dentro de la iglesia. Vuelve a aparecer la palabra diaconía y consiste en suplir las necesidades físicas de las personas. Más adelante, el apóstol menciona el don de repartir con liberalidad que es ayudar en las necesidades económicas de los creyentes, dando paso también al que preside, creyente que lleva a cabo las metas de la congregación y vela para que las actividades se cumplan cabalmente. Luego, quien hace misericordia es aquel que se presta como mano amiga a los que sufren y les ayuda.

Como van las cosas, la suma total de seis dones espirituales queda equilibrada con tres en el ministerio de la palabra (profecía, enseñanza y consejería) y otros tres con el de ministrar (servicio, repartir con liberalidad y hacer misericordias), mientras queda uno para ser intermediario entre ambas. No obstante, la iglesia moderna no busca ese punto de equilibrio porque centra su atención en la ortodoxia, pero descuida los ministerios que se vinculan con la praxis.

Y no se entiende porqué si hay hermanos que han sido llamados para el ministerio de servicio y cuentan con esos dones del Espíritu Santo ¿por qué la iglesia moderna no le da la importancia que sí le dan los apóstoles Pedro y Pablo? El meollo de este asunto nos lleva al pragmatismo: tenemos la percepción de que los dones de la palabra dan resultado y es la cúspide para desarrollar el mensaje de Jesucristo al mundo. Existe la visión tradicional de seguir formando líderes aptos para la enseñanza, que todo es el estudio de la doctrina y máxime ganar almas para Cristo.

Asimismo, el ministerio social de la iglesia se mira como algo secundario, que sólo depende de las ofrendas que den los hermanos voluntariamente y que se acostumbra a la gente necesitada a ir para llenarle su estómago o su bolsillo. No estoy diciendo que se deba dejar a los hermanos morir de hambre ni seguir asistiéndole económicamente, pero cuando empiezan los abusos, las labores sociales se suspenden indefinidamente.

Pero ¿qué pasa cuando se realizan campañas de evangelización y son pocos los que se convierten a Cristo? ¿Debemos dejar de llevar la Palabra a los no creyentes? No lo hacemos y sólo sugerir tal cosa es descabellado. Si cuando surgen las adversidades y no vemos que nuestra labor tenga éxito, seguimos insistiendo para que Dios actúe ¿por qué se desiste tan rápido en el servicio, si también es un mandamiento divino? Así como lo hacemos en el evangelismo, también es aplicable para el ministerio social.

Miremos el siguiente caso: "en aquellos días, como crecía el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, porque las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas, busquen a siete hermanos entre ustedes, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encargamos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y el ministerio de la palabra. Agradó la propuesta a la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Félipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes orando, les impusieron las manos. Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecián a la fe". (3)

Me imagino a los apóstoles hoy en día examinando la manera cómo muchas iglesias afrontan una situación similar y la cara sería de sorpresa. He ahí el parámetro para buscar el equilibrio entre el ministerio de la palabra y el de servicio. Lo más probable es que la distribución consistía en alimentos y especias, pero los griegos no vacilaron en hacerle reclamos a los doce por la mala administración de los recursos. Como no se podía descuidar la enseñanza de la palabra y la oración, lanzaron esa propuesta que recibió acogida en la multitud para que hombres llenos del Espíritu Santo se encargaran del problema.

Por supuesto, las iglesias no pueden convertirse en centros comunitarios para alimentar a los más necesitados, pero tampoco esperar a que los gobiernos se encarguen de esa labor. Los doce optaron por ser prácticos y disponer de otros hombres que administraran los suministros para la iglesia local. Asimismo, el pasaje hace hincapié en tomar varones llenos del Espíritu Santo y de sabiduría ¿por qué? para dar buen testimonio y que sepan hacerlo tanto para los creyentes como para los de afuera, sin que los motivara razones ajenas y egoístas.

En la próxima entrega, seguiremos hablando del ministerio social acorde al Nuevo Testamento y estudiar el mensaje de Jesús enfocado en esa dimensión.

(1) 1 Pedro 4: 10-11
(2) Romanos 12: 4-8
(3) Hechos 6: 1-7

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